Esta vez traemos una sesión muy diferente al resto y que fue todo un reto para nosotros. Una sesión de estudio con un grupo de amigas, cada una con un estilo y una personalidad diferente, pero que supieron encontrar el factor común para darle a esta sesión el mismo look.
La complejidad de tener a cuatro personas en escena no es una tarea fácil. Hay que tener en cuenta varios factores: una luz homogénea en todos los rostros, las poses han de ser naturales, la composición en sí no ha de verse recargada ni a falta de ningún elemento…
Lo cierto es que un estudio fotográfico con los flashes, las ventanas de luz, el fondo infinito… impone; y más cuando no estás acostumbrado/a a posar ante la cámara. Aunque podemos decir que pasados los primeros minutos ya le empiezas a encontrar el gustillo.
Otro de los puntos a destacar y del que me he ido dado cuenta a base de realizar sesiones, es la dirección del modelo, y más aún cuando no trabajas con modelos profesionales que muchas veces no se han puesto con anterioridad frente a la cámara, y menos en un estudio fotográfico. Por ello, es importante estar pendiente de detalles para que luego la composición de la foto cumpla con las expectativas.
No podemos despedirnos sin dar las gracias a las personas que lo hicieron posible: Cris, Judit, Marta y María, muchas gracias ya que sin vosotras no hubieran salido las fotos tan chulas que hemos logrado.
Y aquí las tomas falsas 🙂