Hacía tiempo que mis amigos y yo queríamos visitar Amsterdam. Se trata de una ciudad multicultural muy interesante y súper fotogénica. La Venecia del norte la llaman. Recorrer sus canales, admirar su arquitectura o perderte entre sus calles y su gente son muchas de las cosas que puedes hacer en esta ciudad.
Entre otras cosas, los Coffee Shop o el Barrio Rojo son un aliciente para visitar esta ciudad europea. Y es que en Amsterdam están legalizadas cosas que sólo allí podrás ver. De hecho, paseamos viendo los escaparates donde las mujeres exhibían sus cuerpos y los que por allí pasaban, atónitos, miraban a través del cristal.
¿Por qué escoger Amsterdam? Por muchos motivos, pero sí que es cierto que si pienso en fotografía… es inevitable que me vengan a la mente imágenes como las largas exposiciones que visten de seda las aguas de los canales a la vez que se saturan los cielos mediante filtros.
Ésta es la típica «estampa» que los fotógrafos quieren llevarse a casa después de visitar Amsterdam y en efecto, cuando llegamos a este lugar, muchas personas estaban ubicando sus trípodes y esperando que cayera la luz para conseguir la mejor foto.
Alberto, Víctor, Joshua, Lluís y ( Javi desde el exilio ) fueron mis compañeros de fatigas. Parece mentira lo que cuesta cuadrar agendas para cerrar un viaje, sobre todo entre colegas, pero no podemos negar el subidón que te entra cuando llegas… y es que la vida con amigos sabe mucho mejor. Cachondeo, risas y putadas están a la orden del día. Eso es lo que te indica que estás entre amigos, porque hay según que cosas, como por ejemplo «ambientar» el lugar y echarle la culpa al otro, que sólo lo puedes hacer con ellos 😉
Nuestro viaje fue más bien una escapada de tres días, perfecto para conocer la ciudad, lo más emblemático y algún pueblecito cercano. Para concentrar la visita, el día de nuestra llegada, recurrimos a un Tour Turístico que nos llevó por las calles más importantes de Amsterdam. Es una forma muy dinámica y amena para empaparse de la cultura de la ciudad, y que para visitas exprés resulta de lo más práctico.
El segundo día optamos por visitar Volendam, un precioso y gélido pueblecito de pescadores. Un lugar muy pintoresco y turístico que cambia por completo la estampa de la foto, ya que de no ser porque los canales siguen presentes, no detectaríamos que estamos en Holanda.
Para el tercer día nos debatíamos entre coger la bici o ir en barco a través de los canales para así acabar de disfutar de los rincones de Amsterdam. Ambas opciones me encantan y escogimos el barco para evitar la lluvia, que se presentaba a su antojo en los momentos más inoportunos.
Holanda es un país recomendable, al que siguiendo mi propio consejo, espero volver.
Aquí os dejo el vídeo del viaje, donde también veréis a mis amigos haciendo el mendrugo.