Llegó el 23 de junio y volvíamos a estar de celebración. La víspera de San Juan, una noche mágica e ideal para pasarla en este bonito pueblo de la Costa Brava y disfrutar de la “nit del foc”.
En realidad fuimos a visitar el Cap de Creus, un bonito parque natural que se ubica en la zona más oriental de la Península Ibérica y por lo tanto el primer punto en ver salir el sol. Entre las visitas obligatorias se incluyen, el faro del Cap de Creus, con mucha opción fotográfica, parar a comer en uno de los dos restaurantes que están en lo alto del faro; y de entre sus calas aconsejamos la visita a Cala Fredosa y Cala Jugadora. Esta vez no paramos en Cala Culip, ya que por tiempo tuvimos que descartarla, pero guardo un bonito recuerdo puesto que años atrás pasé la noche fondeando en este maravilloso sitio al resguardo de todos los vientos.
El pueblo de Cadaqués con sus callejuelas adoquinadas y sus casitas blancas, es súper romántico y cualquier momento es perfecto para pasear por sus calles. La playa de Cadaqués, de piedras, suele estar abarrotada y con muchas menorquinas amarradas en la bahía de Cadaqués.
Me gustaría destacar el fuerte paralelismo que existe entre el arte y la fotografía. Cadaqués fue el principal lugar de inspiración de Salvador Dalí, y de la misma manera que lo fue para muchos pintores (todavía existen galerías de arte donde pintores locales exponen sus obras) también Cadaqués es lugar de “culto” para los fotógrafos, dada su belleza y encanto.
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